martes, 16 de febrero de 2021

 (Este artículo fue publicado en la Revista Xylon Argentina número 101. Acá incluyo alguna que otra imagen no incluida en la publicación en papel.)

Senefelder y yo
(Historias de litografía en la Argentina)

Pablo Delfini
pablodelfini@hotmail.com 

¿Cuándo oí por primera vez el nombre de Senefelder? Creo estar seguro de que fue en 1984, cuando en la Escuela de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón, el Profesor Jorge Luna Ercilla nos habló de la litografía y de su inventor: Alois Senefelder. Yo estaba junto a mis compañeros en el Taller de grabado, delante de la prensa litográfica Krause y del montón de piedras litográficas que iban a ser el objeto de aprendizaje de una nueva técnica.

Cuatro años antes, había visto a Ricardo Tau dibujar e imprimir una pequeña piedra litográfica con cuchara de madera (atesoro una estampa de esa edición), pero no hablamos de Senefelder.

 Ricardo Tau, "Cabeza", litografía impresa con cuchara, 8,5 x 5 cm, 1980


En la Escuela Manuel Belgrano también había una prensa litográfica de color verde manzana, a la que todos los profesores hacían referencia de la misma manera: “No funciona”.

Pero llegó el momento y fue un descubrimiento luminoso en mi memoria el aprender el arte de la litografía. El graneado de las piedras con arena, el dibujo, el proceso con los famosos 18 pasos de Luna Ercilla y la impresión colaborativa donde todos nos ayudábamos con el agua, las esponjas, el manejo de la prensa y el traslado de las piedras.

Senefelder escribió un libro donde habla de su invención en 1798, de los crayones, las tintas para dibujar, salpicar e imprimir, la elaboración del papel para reportar y todos los pasos para la creación de una litografía, con un orden temático emblemático, que luego fue usado en todos los libros posteriores referidos a la técnica de la litografía. La obra, escrita en alemán y publicada en 1818, fue traducida al inglés, francés e italiano.

La trascendencia de la litografía se prueba con su rápida expansión en todo el mundo. A Buenos Aires llegó en 1828 con el suizo Hipólito Bacle y su esposa Andrea Macaire, quienes inician la producción de impresos en la que posteriormente será la “Litografía del Estado”, produciendo carpetas, mapas y diversas publicaciones.

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Cesar Hipólito Bacle, "Peinetones en la calle", litografía coloreada a mano, 1834

Andrea Macaire, litografía, 1836


Estamos en el siglo XXI y observamos que las piedras calizas de Solnhofen no son el único soporte para hacer litografía. Hoy también trabajamos con piedras de mármol, planchas de metal, poliéster, madera, papel aluminio y tantos otros materiales que se sumarán a la lista de quienes acepten el reto de probarlos y difundirlos. El mismo Senefelder menciona las pruebas que hizo en materiales alternativos y termina su libro con una referencia a la litografía sobre metal.

Retrato de Alois Senefelder (1771 - 1834)


Les comparto mi traducción de este final como homenaje a un músico y escritor teatral que, con el único afán de editar sus partituras y sus obras dramáticas, inventa una técnica gráfica que revolucionó el mundo impreso. 

"Aplicación de la impresión química en planchas de metal"

Todos los metales tienen una gran afinidad con la grasa; sin embargo, cuando son muy puros, por ejemplo, cuando son graneados con piedra pómez o frotados con tiza, pueden ser preparados como una piedra, es decir, reciben diversos modos de tratamiento, una inclinación para fijar la tinta grasa, así se vuelven adecuados para los propósitos de la impresión química.

El hierro y el zinc, como la piedra, se pueden preparar con aqua-fortis y goma.

El estaño y el plomo se pueden preparar con aqua-fortis, agallas y goma. Se puede preparar mejor si a esta mezcla se le adiciona una pequeña cantidad de vitriol azul. Cuanto más cobrizado sea por la aplicación de este líquido, la preparación será más completa.

La preparación más duradera para el estaño y el plomo es una mezcla de aqua-fortis, sulfuro de potasa o sosa, goma y nitrato de cobre.

El latón y el cobre se preparan mejor con aqua-fortis, goma y nitrato de cal mezclados en proporciones apropiadas. La cal y la goma, así como la potasa con sal y goma, forman un buen medio de preparación para todos los metales. Sin embargo, la preparación alcalina solo es aplicable para la manera de intaglio litográfico. Para la manera de relieve litográfico, la forma ácida es mucho mejor.

Recientemente, he aplicado la impresión química de planchas de metal a una nueva especie de máquinas de cobre, en la que todo lo que se dibuja con tintas químicas o tiza sobre papel es expedido por la prensa en unos instantes y puede multiplicarse cientos de veces.

Su Majestad, el rey de Baviera, tuvo la bondad de darme una patente para esta invención durante seis años.

Hasta ahora, la publicación de este libro me ha impedido dar cualquier extensión a este tema, pero ahora que estoy nuevamente liberado, me esforzaré, con la mayor dedicación, a tener una tienda para ofrecer esta especialización. Valdrá la pena abrir una suscripción, para permitirme entregarlos a un precio muy bajo, lo que me daría más satisfacción, ya que la utilidad general de mis inventos constituye mi mayor recompensa, y el objeto que más me interesa, para promoverlo, es trabajar con todos los esfuerzos y las posibilidades que tenga en mi poder.

He sido un poco menos específico en estas páginas finales pensando que aquellos que entendieron completamente las instrucciones anteriores, no

necesitarán tantas explicaciones para entenderlas, ya que los puntos esenciales se comprenderán correctamente.

Si la demanda de este libro –que quizá se anunció demasiado pronto– no hubiera sido tan urgente últimamente, por lo que fue imposible demorar más su publicación, debería haberme esforzado en hacer más dignos los ejemplos de los diversos modos y la elegancia de la impresión. Pero dejo esto para un volumen suplementario que pronto seguirá al presente, en el que mis objetivos principales serán describir con mayor minuciosidad los métodos que aún se desconocen y proporcionar a cada uno de ellos un ejemplo de verdadero mérito artístico.

Ahora cierro mis instrucciones y deseo desde el fondo de mi corazón que mi trabajo pueda encontrar muchos amigos y producir muchos excelentes litógrafos.

Puede Dios conceder mi deseo.

Fin.

Senefelder Alois, A Complete course of Lithography, Londres, R. Ackermann, 1819.