El 9 de enero llegué al Taller 99 y fuí recibido por Isabel Margarita Cauas, Magdalena Ludwig y Rafael Munita que me hicieron conocer el emblemático Taller chileno creado tiempo atrás por Nemesio Antúnez. Un Taller con historia, experiencia, trabajo, espíritu colaborativo y un profundo amor por el Grabado como disciplina artística, como arte múltiple.
Yo me siento feliz de haber difundido en el Taller 99 la posibilidad menos tóxica de grabar al aguafuerte con el mordiente salino, sulfato de cobre, sal y agua como habían revisionado los pioneros Nik Semenoff y Cedric Green. La historia del Grabado No Tóxico se inicia en los años '80 del siglo XX y aún hoy (año 2018) sigue desarrollándose en todo el mundo con la posibilidad de grabar de manera más segura, más sustentable, más amigable con la salud y el medio ambiente.
En el Workshop usamos aluminio como el metal soporte de la técnica de aguafuerte. Lo encaramos también con la opción de grabar en superficie logrando planos de grises como aguatinta sin trama, por la particularidad porosa del aluminio.
Los artistas participantes del Workshop eran grabadores de experiencia y eso contribuyó a la excelente calidad gráfica de los grabados producidos.
Recuerdo especialmente el interés hacia el libro de Henrik Boegh, "Manual de Aguafuerte No Tóxico", que se fotocopió y quedó como archivo.
Las charlas entre grabadores siempre hacen referencias hacia técnicas, métodos, materiales e intercambios de experiencias y de maneras de hacer que enriquecen el trabajo de cada uno.
Izq a der.: Rafael Munita, Pablo Delfini y Isabel Cauas |
No puedo dejar de comentar una gran anécdota. Al final del día, Rafael Munita me pregunta si el mordiente salino (sulfato de cobre, sal y agua) muerde la plancha de cobre. Yo le respondí que no sabía. Rafael propone dejar una planchita de cobre en un vaso con mordiente, mitad afuera y mitad adentro. Al día siguiente advertimos que la mitad sumergida fue mordida por el mordiente. Ese hecho hizo que al volver a Buenos Aires hiciera una prueba de tiempos de mordida en un cobre. A esa escala la llamé "Mordiente Munita" (justamente por haber sido Rafael Munita al que se le ocurrió la idea de probar el mordiente en el cobre). Comprobé que se necesita mucha paciencia porque los tiempos son muy prolongados, el mordiente en el cobre muerde con mucha lentitud pero de manera muy noble, muy estable, logrando una gran calidad de línea impresa. No hay que dejar de aclarar (ante sugerencias de personalidades del grabado no tóxico internacional) que el mordiente usado para esta experiencia fue el creado por Nik Semenoff y/o Cedric Green, no fue un invento nuestro, obviamente.
Acá va la estampa del "Mordiente Munita".
Pablo Delfini, 2018