Desde 2012, cuando aprendí la técnica de la mano de Alejandra Dorsch, siempre vuelvo a practicar la técnica. Realmente me da mucho placer grabar madera e imprimirla con el procedimiento tradicional de la estampa japonesa.
En este caso intenté hacer un grabado a tres colores, grabando planchas de MDF, que es madera reconstituida, reciclando residuos de madera dura o blanda en combinación con cera y un aglutinante de resina. En Argentina también la llamamos Fibrofácil. Es muy blando para grabar y no permite grabar en positivo líneas muy finas como las que se pueden grabar en madera de fibra, terciada o contrachapada. Pero lo importante es que permite el uso de las tintas al agua sobre su superficie, logrando una edición estable. Los cepillitos de cerda natural logran dejar una capa pareja de tinta, como sucede sobre las maderas naturales.
Me ha sucedido que algunas líneas finas se han roto y eso hizo que decidiera eliminarlas en la edición final.
No usé modos de registros tradicionales del mokuhanga sino un registro de ubicación sobre una hoja con la silueta del tamaño de la matriz y de la hoja de impresión. Usé hojas recicladas de un libro viejo que coincidían con la proporción de la matriz.
Pablo Delfini, 2024